Las torres de Jaizkibel son testigos de la actividad que hubo en el monte en las guerras carlistas (s. XIX). Se levantaron seis torres en la cresta del monte, de los cuales cinco se mantienen en pie.
Mirando al Sur desde ellas, se puede divisar el corredor Irun-Pasaia, y mirando al Norte, la mar y las faldas del monte. Las bases de las torres son hexagonales y cada lado tiene entre 3,3 y 3,5 metros. La excepción es la más cercana a Guadalupe, puesto que su base es cuadrada. Todas tenían dos pisos y terraza. Hoy en día solo se conservan las paredes exteriores de arenisca. Los interiores están completamente vacíos. En las plantas de abajo se abrían agujeros rectangulares que servían para airear la torre o para observar. En el exterior se pueden ver zapatas y su altura varía, aunque son más ancha que la torre. La altura cambiaba dependiendo de las irregularidades del terreno.
Los soldados no entraban por el piso de abajo. Se abría el primer piso y se accedía a él por una escalera que se ponía y se quitaba según las necesidades. Así, era más dificil entrar en el edificio. En cada lado de los pisos, se abrían dos o tres aspilleras. La terraza estaba un poco más adelante que la fachada y a cada lado del polígono lo sujetaban tres codos. Asimismo en cada esquina había otro codo. Entre ellos se abría un agujero que más o menos era circular y se utilizaba para sacar las aguas pluviales.
En el lugar más alto, donde hoy en día están las antenas de telecomunicación, (Alto de Allerru, 547 m) los carlistas construyeron el castillo de San Enrique. Sus restos se conservan en buen estado, y se pueden ver las paredes exteriores y las divisiones de los compartimentos del interior.