Las voces que dicen que estamos inmersas e inmersos en una crisis de cuidados vienen de hace tiempo, y de diferentes lugares. Pero no son de ayer los movimientos e iniciativas que pretenden dar respuesta a esta crisis. No obstante, queremos destacar que el pasado mes de noviembre, la pionera Huelga Feminista General que se realizó en Euskal Herria, poniendo en el centro la necesidad de un sistema de cuidados público y comunitario. Es el momento de apostar por condiciones dignas y justas de vida, lo cual hace precisa una mirada feminista en todas las políticas que se impulsen desde las instituciones. Dejando de lado los discursos baladís, es hora de establecer y construir cauces para la colaboración y la defensa del sistema público. En Lezo también hicimos una profunda reflexión y las reivindicaciones se centraron en dos dimensiones. Por un lado, en el ámbito privado, visibilizando el trabajo no remunerado que realizan las mujeres especialmente en el ámbito familiar y por otro denunciando el precario trabajo remunerado realizado en ámbitos feminizados.
Quedó claro que las vidas de todas las personas no valen lo mismo en nuestros pueblos y que la mayor parte de la carga de trabajo del cuidado recae sobre las mujeres. Una de las consecuencias que esto conlleva son las jornadas dobles o triples designadas desde los feminismos, privando a las mujeres de la posibilidad de dedicar su tiempo en otras cosas, ya sea trabajo remunerado, militancia política social, etc. Es decir, restringiendo a las mujeres la posibilidad de estar en el poder en un sentido amplio y en todos esos ámbitos que generan capacidades políticas. Esto hace que sigan produciéndose desiguales distribuciones del tiempo y que los hombres que no se responsabilizan de estos trabajos sigan acumulando poder mientras que las mujeres se dedican al cuidado.
Tenemos que ser conscientes de esta situación y las políticas públicas que respondan a ella deberían llevar también a las mujeres al poder. Para ello es imprescindible llevar a cabo una Gobernanza Feminista. La Gobernanza Feminista ha sido históricamente enmarcada en las políticas de igualdad como uno de los pilares de los Planes de Igualdad y a esto se le ha llamado Buen Gobierno. Consiste en poner el foco en las formas de hacer, y no tanto en lo que se hace. Es un proceso de democratización en general, otra mirada para definir prioridades; un cambio en los procedimientos de actuación y de trabajo. Y es que, cuando hablamos de gobernanza feminista nos referimos a un liderazgo transformador.
Debemos dar importancia a las relaciones entre lo público y lo comunitario, a las nuevas encrucijadas y responsabilidades compartidas que se crean. No podemos olvidar que la comunidad no es una simple suma de personas, sino un conjunto de grupos de seres que crean sistemas de dominación en un territorio y viven en ellas. Por lo tanto, necesitamos corresponsabilidad en la gestión de lo comunitario y para ello debemos tener claro que la política se articula en todos los ámbitos de la vida. Así que tenemos que poner en marcha una transversalidad radical. Es decir, debemos romper estructuras estancas y construir y gestionar proyectos compartidos entre diferentes áreas. Ante estas necesidades evidentes y grandes retos, nuestro pueblo debe iniciar una dinámica transformadora y compartida, reconociendo desde las instituciones ese esfuerzo y compromiso, recogiendo propuestas y reivindicaciones, e impulsando y reforzando espacios de encuentro y diálogo.
Por todo ello, el Ayuntamiento de Lezo se suma a la dinámica que impulsará el Movimiento Feminista de Lezo y apoya la convocatoria del 8 de marzo, haciendo un llamamiento a la ciudadanía para que acuda y participe en ella.